Observadores de derechos humanos y dirigentes de la iglesia católica en Venezuela, describen como “una masacre” los asesinatos de casi 50 detenidos, hecho ocurrido el pasado 1 de mayo en una cárcel ubicada en el interior del país durante una serie de disparos realizados entre civiles y miltares.
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La ministra de Servicios Penitenciaros de la administración de Maduro, Iris Valera, declaró al diario Últimas Noticias que el acto ocurrió tras un intento de fuga masiva.
De acuerdo a las organizaciones defensoras de DDHH, los reos siempre recibieron “disparos contra su humanidad”, cuando se acercaron al área administrativa de la cárcel para protestar que militares de la Guardia Nacional Bolivariana se quedaran con porciones de sus comidas.
El Observatorio Venezolano de Prisiones, que confirmó 47 fallecidos y 75 heridos, rechazó que una presunta “fuga, revuelta, pelea o motín entre los internos” haya originado los ataques.
“Sí, fue una masacre”, afirmó Carolina Girón, directora del Observatorio. Durante una entrevista con la Voz de América, insistiendo en que los disparos contra la población carcelaria fueron “indiscriminados”.